Después de un cuidadoso proceso de vinificación, se seleccionan para el coupage los vinos más aptos, los vinos que mejor representan el carácter de nuestras cavas. Desde ese momento, las levaduras son los responsables de la toma de espuma y de la transformación, como por arte de magia, del vino en cava.

Las botellas descansan en nuestras cavas subterráneas, protegidas de las vibraciones y la luz, no menos de 15 meses. Es en este proceso de envejecimiento donde se define el perfil organoléptico.

Y al despertar, el proceso de degüelle, que a caballo entre la artesanía y la tecnología, se encarga de vestir al cava con nuestra personalidad característica mediante la adición de este licor de expedición único.